Y ya no podía,
conciliar un descanso se hacía cada vez eterno,
la consciencia maquinaba en horas de sueño,
desde primicias de ovejas a números de finales,
pues el subconsciente no evitaba los pendientes,
ni los calores fugaces de insomnio,
dónde amores y acuerdos deambulaban siempre juntos.
ManJo593
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